“Si no tienes papeles, no podrán hacerte las pruebas”. Así
de tajante fue la respuesta del personal sanitario del hospital público
Gregorio Marañón de Madrid cuando Rabab Badri, una mujer de origen marroquí de
24 años, acudió de urgencia el pasado 1 de abril al encontrarse un bulto en su
pecho izquierdo.
Tras ser atendida, los facultativos dieron con un segundo
bulto, por lo que le recomendaron acudir al ginecólogo lo antes posible para
descartar un posible cáncer de mama con las pruebas de diagnóstico que se
realizan en estos casos. Tras muchas visitas a diferentes centros de salud y
hospitales, Rabab ha conseguido una cita para el próximo mes de septiembre,
pero no tiene papeles, por lo que, según el Real Decreto 16/2012, ser atendida
por el especialista le supondrá hacer frente al pago de una factura imposible
para ella. Una revisión que puede salvarle la vida, pero que sabe que la
Comunidad de Madrid le facturará euro a euro. Sola, con tres niños menores a su
cargo, y en paro, sufre una situación económica más que precaria. Como en el
caso de otras muchas mujeres, Rabab se percató de que tenía un nódulo extraño
en una de las mamas por casualidad, dando el pecho a su hijo pequeño.
“Acudí inmediatamente al hospital. Estaba muy asustada, y
tras una exploración superficial, me confirmaron que no sólo tenía uno, sino
dos bultos, y que podría tratarse de un tumor”. Un examen que quedó plasmado en
un informe médico en el que se solicita que Rabab sea atendida en el área de
ginecología, y en el que “se recomienda estudio de imagen para
valoración”.
Desde los seis años en España
La joven llegó a España cuando tenía seis años. Hasta la
mayoría de edad estuvo bajo la tutela de un familiar, pero poco después perdió
el permiso de residencia, y para conseguirlo de nuevo “o te casas o tienes un
trabajo. Y ni una cosa, ni la otra”.
Saca adelante a sus tres hijos pequeños, el mayor de 6 años,
como puede. Los únicos ingresos que ha tenido en los últimos meses han sido
trabajando en la limpieza, por horas, y con un sueldo en negro. De la ropa, la
comida o el dinero para medicinas se encarga su prima, su única familia. Una
situación a la que, ahora, se añade la preocupación de poder estar enferma y,
además, no poder pagar los costes de una asistencia que le puede salvar la
vida.
Mientras charlamos junto a la estación de tren del madrileño
barrio de Entrevías, Rabab no quita ojo a sus dos hijos pequeños que no paran
de corretear. “En estos tres meses uno de los bultos ha crecido y me molesta
más de la cuenta. Ellos no saben nada de lo que me pasa, y si finalmente me
confirman que tengo algo malo, mi único miedo es cómo estarán ellos”.
El tiempo corre en su contra
Volver a su Marruecos natal para tratarse tampoco es una
opción. “Salí de allí cuando era muy pequeña. No conozco a nadie, y ni siquiera
sabría cómo desenvolverme”. Viajar a Arabia Saudí, donde vive su madre, tampoco
es la solución. “Con mi madre no tengo relación. Supe de su paradero hace sólo
algunos años. Se ha enterado de lo que me pasa y me ha ofrecido ir para allá.
El problema es que viajar con los niños es complicado por el papeleo que hay
que hacer para permanecer en el país, y sin ellos no me voy”.
Pero Rabab no está sola. Desde la Asociación Marroquí de
Derechos Humanos (AMDH) y la plataforma Yo Sí Sanidad Universal están apoyando
a esta joven para que no tenga que pagar por ser atendida. Sheila Gazuami,
miembro de la AMDH, asegura que pese a haber conseguido cita en septiembre
saben que “la factura la recibirá, como ha recibido una hace unos días. La
Comunidad de Madrid le cobra 180 euros por una consulta de urgencia a causa de
una dolencia en el cuello”. Así que, por el momento, la solución de Rabab
pasa por acudir al especialista y esperar que la factura nunca llegue, o
concertar un sistema de convenio regulado por el Ministerio de Sanidad para
extranjeros en situación irregular. Esto supondría firmar un seguro con un
coste de 60 euros al mes, y que supondría la gratuidad, por el momento, de las
pruebas de diagnóstico. Y es que, lo que le pasa a Rabab no es algo aislado.
“En la asociación tenemos muchos casos de personas que enferman, y que si no
les acompañamos no les atienden” asegura Sheila.
¿Una exclusión con irregularidades?
Desde que se aprobara en el año 2012 el del Real Decreto
16/2012 del Gobierno del Partido Popular, quedan excluidos del sistema sanitario
español aquellos “extranjeros no registrados ni autorizados como residentes en
España”, aunque en el caso de las urgencias se deben atender cuestiones de
“enfermedad grave o accidente” quedando garantizada la asistencia “al embarazo,
parto y postparto” y a los “extranjeros menores de 18 años”.
Sin embargo, dos años después, parece que los centros de
salud no conocen la reforma sanitaria. Desde la plataforma a favor de la
sanidad pública Yo Sí Sanidad Universal, denuncian que se están cometiendo
“irregularidades en la atención sanitaria a inmigrantes sin permiso de
residencia” de Madrid al no respetarse la atención gratuita en los casos de
menores de edad, embarazos y casos de urgencia. Algo que desde la Comunidad de
Madrid niegan rotundamente.
A la espera de que llegue el mes de septiembre y las pruebas
determinen si Rabab sufre o no un cáncer de mama, esta joven de 24 años sólo
pide que se recuerde que “somos personas, y que esto le puede pasar a
cualquiera”.
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