miércoles, 30 de julio de 2014

Familias palestinas en España: “Gaza está muerta en vida"

La incertidumbre en los últimos días está siendo demasiado fuerte. Hadil Almajdalawi no se separa de su teléfono móvil, necesita saber en todo momento lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza. Sus padres y sus dos hermanos están allí. “Sólo tienen luz dos o tres horas al día, lo justo para cargar los móviles y poder hablar unos minutos. Me preguntan dónde ha sido el último ataque o cuántos muertos hay. No saben lo que está ocurriendo a su alrededor, sin electricidad están incomunicados.”

Hadil Almajdalawi durante la entrevista en la 
sede de la APAEE. Foto: Javier Imedio
Hadil tiene 30 años y es de Palestina. Llegó a España como refugiada hace 5 años junto a su marido, también palestino. Tuvo aquí a su hija, que ahora dibuja en un papel ajena a lo que nosotras estamos hablando, aunque su madre me cuenta que le pregunta con frecuencia “¿por qué los malos molestan a los abuelos?”.

Cada dos años Hadil viaja a la Franja, aunque asegura que sólo preparar el viaje ya es sufrimiento asegurado. “Tienes que pedir permiso con muchos meses de antelación, y aún así la entrada puede no producirse. A veces das con alguien conocido que te ayuda y te da el permiso, y otras veces no”. Pero el verdadero peligro, afirma, comienza cuando estás dentro. “En el momento en el que cruzas la frontera ya no sabes cuándo saldrás. Porque si de repente estalla de nuevo un conflicto, cierran la Franja y te quedas dentro”.

Charlamos en el despacho en Madrid de la Asociación de Periodistas y Escritores Árabes de España (APAEE) que ha organizado el encuentro. Me sorprende la serenidad con la que habla de su dolor y del de los suyos, aunque sus intensos ojos negros digan todo lo contrario. “Yo he vivido situaciones horribles. En mi casa, dormíamos en la cocina porque era el sitio más seguro. Todas las noches abríamos las ventanas para que no nos cayeran los cristales encima si había bombardeos. Una noche, comenzamos a oír las voces de una vecina que había visto a un chico muerto que llevaba una camiseta como la de su hijo. Creía que era él. Nunca lo olvidaré”.

Una familia dividida en dos

Su familia vive en la costa y está dividida en dos. Es cuestión de supervivencia. “Mis padres viven en una casa con los hermanos de mi madre, y mis hermanos en otra con primos y otros familiares. Tienen que estar divididos, porque si bombardean y destrozan sus casas, necesitan tener otro lugar al que poder ir. Nunca imaginé que estaría hablando de algo así.”

Se me ocurre preguntarle sobre qué supone ser palestino en Israel, pero rápido me corta sin dejarme terminar la frase. “Israel, no. Para nosotros Israel no existe. Los palestinos llevamos sufriendo casi 70 años de ocupación. Mucha gente llora el holocausto nazi, pero esas mismas lágrimas se secan cuándo hay que hablar de los muertos palestinos. Eso es lo que da rabia”. 

Aysha Saleh en la sede de la APAEE en Madrid. 
Foto: Javier Imedio
Estoy tan metida en la conversación con Hadil que sólo me doy cuenta de que estamos acompañadas cuándo hablamos del número de muertos en las últimas horas, y una voz discreta me corrige: “no, ya hay muchos más”.

Aysha Saleh, un ama de casa, también se ha ofrecido a hablar con los periodistas. Es su manera de ayudar a que se sepa lo que está ocurriendo en Gaza. Sobre sus hombros, lleva un pañuelo en apoyo a su país. “Es un crimen, una masacre, un genocidio”. Acabamos de comenzar la entrevista, pero tenemos que parar unos segundos. Su voz entrecortada no aguanta más, y sus ojos se llenan de lágrimas. “Es una tragedia. Quieren matar a todos, da igual que sean niños o mujeres. Están matando a la gente lentamente. Gaza está muerta en vida”.

Aysha lleva 32 años en España. Vino con su marido, actualmente profesor en la Universidad Autónoma de Madrid, y aquí tuvo a sus cinco hijos. Es la única de su familia que consiguió salir de Gaza. La última vez que abrazó a los suyos fue en 2008, cuando pudo entrar en la Franja para visitar a su padre que estaba a punto de morir. Fue durante la operación “Plomo Fundido”, la ofensiva israelí de 2008 que duró 25 días y dejó a su paso más de 1.300 muertos. Su madre falleció al poco tiempo también. Ahora, Aysha se lamenta. “Mis padres murieron pensando que algún día iban a volver a sus casas, a las que les habían robado”.

A medida que la conversación avanza, el dolor da paso a la rabia. Aysha cuenta que su primo murió hace unos días en un bombardeo cuándo estaba en su casa. Afirma que el ejército israelí envía mensajes de texto a los palestinos minutos antes de atacarles para que salgan de sus hogares. “Ayer mi hermana recibió un mensaje en el que avisaban de que tenían que salir todos de la ciudad de Jan Yunis en tan sólo tres minutos. ¿Y a dónde van? Es que hasta en el camino les matan”. Con las manos entrelazadas sobre la mesa, Aysha no se explica cómo aún la gente sobrevive en el infierno que es Gaza. “No hay agua, ni luz, ni siquiera ganado. La familia de la mujer de mi hermano está con ellos porque han bombardeado su casa. Se están cobijando en una vivienda que tiene el techo de paja”.

 Una cárcel al aire libre

40 kilómetros de largo por 15 de ancho, y 1,7 millones de personas que viven entre los dominios de Egipto e Israel. Eso es la Franja de Gaza. Cualquiera con estos datos querría huir de allí, salir sin mirar atrás. Cualquiera menos ellos, los palestinos. “Yo no quiero traer aquí a mi familia. A mí lo que me gustaría es volver a Palestina con mi hija, a nuestro país. Ni Israel ni nadie puede sacarnos de allí”, asegura Hadil. Aysha es igual de tajante. “Ojalá pudiera entrar ahora con la guerra y pudiera vivir todo con ellos. No me importa no saber si saldré de allí. Lo que les pasa a ellos me pasa a mí”.

Les pregunto si en la Franja de Gaza se pueden hacer planes de futuro. Si los jóvenes pueden pensar en tener un trabajo o una familia. En definitiva, si sueñan con una vida. Y ambas lo tienen claro. “Los palestinos estudian mucho para conseguir becas que les permitan salir al extranjero a formarse. Y claro que pueden hacer planes, pero luego te enteras de que, por ejemplo, dos de los estudiantes que habían conseguido esa beca ahora están muertos” cuenta Hadil. “A los palestinos nos encanta vivir. Recuerdo que cuando no había luz durante horas, mi madre y yo llamábamos a unas amigas, y hacíamos una pequeña fiesta con la luz de las velas, para animarnos. Nos encanta la vida, pero no nos dan la oportunidad de vivirla”.

Me impacta el coraje de estas dos mujeres que sufren con cada palabra, pese a estar a más de 3.600 kilómetros de distancia. “No puedo ir a Ramallah, no puedo ir a Jerusalén. Y todo porque en mi pasaporte pone que he nacido en Rafah, que soy de Gaza. Por eso no puedo entrar” denuncia Aysha como si alguien fuera a darle una explicación. En el caso inverso, para salir, la cosa tampoco es fácil. “La gente ahora querrá salir y no puede. Está todo cerrado. Después de las fronteras, sólo les queda el mar, pero tampoco pueden salir nadando y, aunque quisieran, a los palestinos sólo les corresponden 10 kilómetros de extensión. No hay manera de huir”.

Ciudadanos de ningún país

El 70 por ciento de los más de millón y medio de palestinos que viven en Gaza son refugiados. Personas que nacieron en un país llamado Palestina, pero que, a efectos legales, no existe. Me llama la atención lo que me cuenta Hadil sobre ese sentimiento de pertenencia único de unos ciudadanos, que pese a convertirse en apátridas, en ciudadanos de ningún país, siempre serán de una nación llamada Palestina. “Tú siempre que hables con un palestino, te dirá: ‘soy de Londres, pero de origen palestino, o soy francés de origen palestino”.

Mientras el mundo condena las muertes en masa que se siguen produciendo a diario en la Franja de Gaza, en Madrid, Aysha sólo pide que no se cumpla ni un año más de exilio para los palestinos. “Lo que tienen que hacer es dejarnos volver a nuestras tierras. ¿Dónde están los organismos internacionales? ¿Por qué no lo juzgan? Nos merecemos una vida y dejar de sufrir”.



viernes, 25 de julio de 2014

El ataque a un colegio de la ONU deja 17 palestinos muertos y más de 200 heridos

Mujer llora la muerte de sus familiares en la Franja de Gaza.
Foto: UNRWA España
En Gaza ya no hay lugar seguro para los civiles. Ayer, un colegio de la ONU en Beit Hanúnm, al norte de la Franja, fue atacado dejando 17 muertos y más de 200 heridos.
Las imágenes que llegan desde Gaza superan lo inhumano. Mujeres y niños desconsolados, aterrados, heridos en el cuerpo y en el alma. El dolor se puede ver en sus ojos, y en los gritos pidiendo auxilio ante un EXTERMINO, con mayúsculas, que otros llaman guerra.
El ejército de ocupación habla de un cohete lanzado por Hamás, y asegura que en el caso de que hubiera sido un ataque suyo, se habría producido por error. Un “error” que como explica la enviada especial de TVE a la Franja, Yolanda Álvarez, ha dejado “terribles escenas de dolor”, lo que ha provocado que “cientos de mujeres y niños hayan escapado hasta un hospital cercano”. Tal vez porque ya piensan que ninguno de los 100 colegios habilitados por la UNRWA es seguro.
Ayer fue uno de los días más duros y sangrientos para Gaza y los palestinos. Más de 90 muertos en 24 horas. Alrededor de 800 palestinos asesinados desde el 8 de julio. ¿Guerra? No. Genocidio.

sábado, 19 de julio de 2014

Una inmigrante marroquí con un posible cáncer de mama no recibe asistencia sanitaria gratuita

“Si no tienes papeles, no podrán hacerte las pruebas”. Así de tajante fue la respuesta del personal sanitario del hospital público Gregorio Marañón de Madrid cuando Rabab Badri, una mujer de origen marroquí de 24 años, acudió de urgencia el pasado 1 de abril al encontrarse un bulto en su pecho izquierdo.

Tras ser atendida, los facultativos dieron con un segundo bulto, por lo que le recomendaron acudir al ginecólogo lo antes posible para descartar un posible cáncer de mama con las pruebas de diagnóstico que se realizan en estos casos. Tras muchas visitas a diferentes centros de salud y hospitales, Rabab ha conseguido una cita para el próximo mes de septiembre, pero no tiene papeles, por lo que, según el Real Decreto 16/2012, ser atendida por el especialista le supondrá hacer frente al pago de una factura imposible para ella. Una revisión que puede salvarle la vida, pero que sabe que la Comunidad de Madrid le facturará euro a euro. Sola, con tres niños menores a su cargo, y en paro, sufre una situación económica más que precaria. Como en el caso de otras muchas mujeres, Rabab se percató de que tenía un nódulo extraño en una de las mamas por casualidad, dando el pecho a su hijo pequeño.

“Acudí inmediatamente al hospital. Estaba muy asustada, y tras una exploración superficial, me confirmaron que no sólo tenía uno, sino dos bultos, y que podría tratarse de un tumor”. Un examen que quedó plasmado en un informe médico en el que se solicita que Rabab sea atendida en el área de ginecología, y en el que “se recomienda estudio de imagen para valoración”. 

Desde los seis años en España

La joven llegó a España cuando tenía seis años. Hasta la mayoría de edad estuvo bajo la tutela de un familiar, pero poco después perdió el permiso de residencia, y para conseguirlo de nuevo “o te casas o tienes un trabajo. Y ni una cosa, ni la otra”.

Saca adelante a sus tres hijos pequeños, el mayor de 6 años, como puede. Los únicos ingresos que ha tenido en los últimos meses han sido trabajando en la limpieza, por horas, y con un sueldo en negro. De la ropa, la comida o el dinero para medicinas se encarga su prima, su única familia. Una situación a la que, ahora, se añade la preocupación de poder estar enferma y, además, no poder pagar los costes de una asistencia que le puede salvar la vida.

Mientras charlamos junto a la estación de tren del madrileño barrio de Entrevías, Rabab no quita ojo a sus dos hijos pequeños que no paran de corretear. “En estos tres meses uno de los bultos ha crecido y me molesta más de la cuenta. Ellos no saben nada de lo que me pasa, y si finalmente me confirman que tengo algo malo, mi único miedo es cómo estarán ellos”.

El tiempo corre en su contra

Volver a su Marruecos natal para tratarse tampoco es una opción. “Salí de allí cuando era muy pequeña. No conozco a nadie, y ni siquiera sabría cómo desenvolverme”. Viajar a Arabia Saudí, donde vive su madre, tampoco es la solución. “Con mi madre no tengo relación. Supe de su paradero hace sólo algunos años. Se ha enterado de lo que me pasa y me ha ofrecido ir para allá. El problema es que viajar con los niños es complicado por el papeleo que hay que hacer para permanecer en el país, y sin ellos no me voy”.

Pero Rabab no está sola. Desde la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) y la plataforma Yo Sí Sanidad Universal están apoyando a esta joven para que no tenga que pagar por ser atendida. Sheila Gazuami, miembro de la AMDH, asegura que pese a haber conseguido cita en septiembre saben que “la factura la recibirá, como ha recibido una hace unos días. La Comunidad de Madrid le cobra 180 euros por una consulta de urgencia a causa de una dolencia en el cuello”.  Así que, por el momento, la solución de Rabab pasa por acudir al especialista y esperar que la factura nunca llegue, o concertar un sistema de convenio regulado por el Ministerio de Sanidad para extranjeros en situación irregular. Esto supondría firmar un seguro con un coste de 60 euros al mes, y que supondría la gratuidad, por el momento, de las pruebas de diagnóstico. Y es que, lo que le pasa a Rabab no es algo aislado. “En la asociación tenemos muchos casos de personas que enferman, y que si no les acompañamos no les atienden” asegura Sheila. 

¿Una exclusión con irregularidades?

Desde que se aprobara en el año 2012 el del Real Decreto 16/2012 del Gobierno del Partido Popular, quedan excluidos del sistema sanitario español aquellos “extranjeros no registrados ni autorizados como residentes en España”, aunque en el caso de las urgencias se deben atender cuestiones de “enfermedad grave o accidente” quedando garantizada la asistencia “al embarazo, parto y postparto” y a los “extranjeros menores de 18 años”.

Sin embargo, dos años después, parece que los centros de salud no conocen la reforma sanitaria. Desde la plataforma a favor de la sanidad pública Yo Sí Sanidad Universal, denuncian que se están cometiendo “irregularidades en la atención sanitaria a inmigrantes sin permiso de residencia” de Madrid al no respetarse la atención gratuita en los casos de menores de edad, embarazos y casos de urgencia. Algo que desde la Comunidad de Madrid niegan rotundamente.  

A la espera de que llegue el mes de septiembre y las pruebas determinen si Rabab sufre o no un cáncer de mama, esta joven de 24 años sólo pide que se recuerde que “somos personas, y que esto le puede pasar a cualquiera”. 



viernes, 11 de julio de 2014

El mundo se divide ante la impunidad del ejército de ocupación que sigue asesinando en Gaza

Los ataques aéreos a la Franja de Gaza se intensifican, y el ejército de ocupación israelí ha desplegado 14.000 soldados en la frontera.
Al menos 98 palestinos, la mayoría de ellos civiles, han sido asesinados a causa de los intensos bombardeos, y cientos de personas han resultado heridas según fuentes de Al Jazeera. Ayer, ocho miembros de una misma familia palestina murieron, entre ellos cinco niños, que fallecieron durante un ataque aéreo en la zona de Khan Younis, al sur de Gaza.
Los duros enfrentamientos han hecho que líderes de todo el mundo salgan al paso, como el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que ha ofrecido al primer ministro israelí Netanyahu mediar en el conflicto. Por su parte, el secretario general de la ONU Ban Ki-moon, ha condenado los ataques. Más tajante ha sido el primer ministro de Turquía Recep Tayyip Erdogan que ha anunciado este viernes que ve imposible “normalizar los lazos con Israel si continúa la crueldad en Gaza”. Por su parte, el rey de Marruecos Mohammed VI ha anunciado el envío de ayudas a la población palestina afectada por los ataques del ejército de ocupación. En concreto el monarca ha asegurado que se hará un envío de cinco millones de dólares para ayuda humanitaria, además de un amplio dispositivo de recursos médicos para atender la urgencia de los heridos palestinos.
Durante los próximos días, varias serán las concentraciones en favor de una Palestina libre que se llevarán a cabo en toda España. Málaga, Valencia, Barcelona, Ceuta o Madrid ya han publicado las fechas y los lugares de las marchas en las redes sociales.
Una situación, la de la guerra indiscriminada, que ha hecho que en Twitter los hashtags #Gaza y #Gazaunderattack se hayan convertido en Trendic Topic durante toda la semana en Europa y Oriente Medio. Algo que hoy cambiaba en España, y que hacía desaparecer a #Gaza, en último lugar, por #Pamplona.
Viñeta de Sajjad Jafari
No sabemos si los Sanfermines tendrán algo que ver, pero en la prensa española, y pese a la dureza de los ataques, tan sólo un periódico de tirada nacional, El Mundo, se ha hecho eco de la matanza que están sufriendo los palestinos en las últimas horas. La excepción también la marcan el diario catalán El Periódico, que abre su portada con una foto de un grupo de palestinos trasladando el cadáver de un niño de 3 años muerto en los bombardeos, y el periódico aragonés El Heraldo de Aragón que en un breve en la columna de salida anuncia “Israel ampliará la ofensiva a la Franja de Gaza”.
Así que “distracciones” como los Sanfermines o el Mundial de Fútbol han hecho que ilustradores como Sajjad Jafari reivindiquen la hipocresía del mundo con una viñeta que no ha dejado indiferente a nadie, y que muestra a un ciudadano obnubilado por el mundial, mientras a sus espaldas los misiles caen sobre Gaza.

Artículo publicado en Córdoba Internacional TV