martes, 2 de diciembre de 2014

Ayoub El Hilali: “El error es que mezclamos el trabajo con la fe”

Ayoub El Hilali tiene tan sólo 25 años, pero ya es una de las caras más conocidas del panorama mediático en España. Hakim, el policía musulmán que acaba siendo un terrorista sin escrúpulos, y al que ha dado vida durante la primera temporada de la exitosa serie ‘El Príncipe’, en Telecinco, ha hecho de este catalán de origen marroquí uno de los embajadores de las nuevas generaciones de musulmanes españoles. Atalayar se entrevista con él para saber, entre otras cosas, qué opina de las críticas que ha recibido la serie por unir conceptos como Ceuta,  terrorismo e islam. Algo sobre lo que, asegura, nada tiene que ver con su Marruecos natal, donde “yo he visto series árabes que hablan de terrorismo y no pasa nada”. Mientras charlamos en una terraza del centro de Madrid, las miradas de los viandantes, e incluso una petición de un admirador para hacerse una foto con él, nos interrumpen de vez en cuando.


Ayoub El Hilali ha dado vida al personaje de Hakim
en "El Príncipe"
Pregunta: Acabáis de recibir un Premio Ondas a la mejor serie española. Sin embargo, hay muchas voces críticas que tachan a “El Príncipe” de alimentar los clichés contra el islam y los musulmanes. ¿Qué opina? 
Respuesta: “Lo respeto totalmente, pero yo hago mi trabajo. Para empezar es ficción, y con ojo crítico, -otra cosa es que la gente no quiera ver la realidad- creo que hay muchas cosas de la vida real que están reflejadas ahí y que, desde mi punto de vista, he visto que se asemejan a esa ficción”.
P: ¿Le llegan críticas personales por haber interpretado el papel de un policía musulmán y terrorista? 
R: “Sí, claro que me llegan, normalmente a través de las redes sociales. Yo respeto a todo el mundo, siempre que no me lo falten a mí, y de las críticas constructivas intento absorber todo lo positivo que me puedan aportar. Pero también me han llegado felicitaciones de compañeros, incluso de gente de Marruecos, de actores, de directores reconocidos a nivel internacional, que entienden lo que es interpretar, y que saben la responsabilidad que es estar en una serie en ‘prime time’ en España”.

P: Por lo que dice, ¿la gente es más abierta en Marruecos que en España?
R: “En Marruecos mi madre pone los canales de la antena parabólica, y yo estoy cansado de ver series con ella en las que el hermano es traficante, la madre fuma cachimba en casa... y la gente las ve con naturalidad, se mueren de ganas de que llegue la hora para ver su serie favorita, y no pasa nada. Lo que ocurre es que al ser un país occidental el que refleja eso, la connotación es que ‘los occidentales están hablando de nosotros’. Yo he visto series árabes que hablan de terrorismo, de chicas que han tenido que salir de sus casas y se han prostituido, de chicos que venden droga… y es lo más normal del mundo. Y son series que funcionan muy bien, no sólo en sus países, sino en todo el Magreb”.

P: Sus rasgos árabes, ¿supone estar encasillado en determinados papeles, como el de Hakim?
R: “Lamentablemente, sí. Soy consciente de que me toca cambiarlo porque soy la primera generación, tengo que aceptarlo y hacerlo muy bien para demostrar que sí, que puedo hacer de terrorista, pero que también tengo unas dotes interpretativas, y lo digo con toda la humildad del mundo, compatibles con el mercado, y que soy capaz de asumir un proyecto gordo como es ‘El Príncipe’”.

P: ¿Presiona, entonces, saber que es una cara visible de esa nueva generación de musulmanes españoles que lucha por estar presente en la sociedad de este país?
R: “Es una responsabilidad, pero no he sentido presión en ningún caso. Tengo muchos amigos, de muchos ámbitos artísticos, que están a favor y en contra de lo que yo hago, de mi trabajo como actor. Pero a pesar de que no les haya gustado algo, porque tienen sus ideales, independientemente de nuestras diferencias socio-artísticas -vamos a inventarnos este concepto-, lo que nos une es trabajar juntos y unidos para demostrar que nosotros también valemos -y otra vez estamos demostrando-, y que podemos hacer hueco a los que vengan”.

P: ¿Qué consejo daría a un joven musulmán que, como usted, tiene un sueño, pero que por ‘el qué dirán’ no se atreve a dar el paso?
R: “Tú cuando practicas el islam, lo practicas para ti, no lo practicas para demostrarle nada a nadie. Tú no vas a rezar para que tu padre te vea cómo rezas. Tu religión, independiente de la que sea, es para uno mismo, para tu corazón, y queda entre tú y tu Dios. Tu religión la llevas dentro y a tu manera, pero siempre respetando. Yo no soy el más indicado para hablar de estas cosas, pero lo poco que sé, me lo aplico. Sólo tengo que dar explicaciones a mi Dios”.

P. En este sentido, si le ofrecieran un papel con el que no estuviera seguro de cumplir con sus valores éticos, con su moral, ¿lo dejaría?
R: “Me ha pasado. El productor quería que lo hiciera yo, se ha negociado y se han quitado cosas. A mí me puede llegar un guión, y lo primero, es que eso es un personaje. Entonces, ¿qué voy a juzgar? ¿A ese personaje, que se llama Juan, -porque yo me llamo Ayoub- que es narcotraficante? O si tengo una secuencia de sexo con una chica. Pues hombre, puedo intentar negociar con el productor, a ver si podemos dejar la secuencia en un besito. Pero si no, pues tengo que trabajar. Es que ese es el error, que mezclamos el trabajo con la fe”.

P: ¿Cómo es ponerse en la piel de un policía que, además, es un terrorista? 
R: “Pues jodido, aunque la verdad es que ya he hecho de terrorista varias veces, así que sé montar y desmontar un arma o una bomba. Para hacer de policía sí he tenido formación con policías, pero para hacer de terrorista, por suerte, no he tenido que formarme con uno [risas]”. 
P: Ese papel ya lo tiene más que controlado, pero, ¿qué se siente cuándo se ven actuaciones violentas en nombre del islam? 
R: “Todas esas actuaciones las condeno, porque no están en mi criterio, ni en mis valores, ni en mis principios. No me siento nada identificado. Y es más, me duele, porque mancha la imagen del musulmán de a pie, el que se levanta por la mañana y sale a trabajar por sus hijos, por su familia”.

P: En el caso de su personaje de ‘El Príncipe’, se mueve entre dos aguas, entre el mundo de los cristianos y el de los musulmanes. ¿Es algo a lo que también se tiene que enfrentar en su vida real?
R: “Sí. En mi casa, a nivel cultural, es un ambiente, y cuando paso el portal es otro. Hablo en árabe con mis padres, y luego voy a clase y hablo y pienso en castellano. Y cuando voy a Marruecos, soy el español. Y en España soy el marroquí. Es como cuándo te preguntan, ‘¿Y tú de dónde eres?’, y respondes: ‘Soy de Barcelona, soy catalán’. Y, entonces, te dicen: ‘Es que esa cara…’. Pues lo entiendo, porque tengo rasgos, y con mucho orgullo”.

Entrevista publicada en Atalayar, entre dos orillas