jueves, 25 de julio de 2013

Deontología vs. Información: una fina línea muy fácil de sobrepasar

Imagen: burbujasmagazine,com
Un acto terrible, como el ocurrido ayer a las 20:41 horas en Santiago (Galicia) en el que, a la hora de escribir este post, son ya 80 los fallecidos y más de 140 los heridos, una treintena de ellos críticos, de un total de 218 viajeros, impulsa instintivamente, casi sin razón, a cualquier periodista a recopilar datos, a saber todo lo que está pasando a cada segundo, sea vía Twitter, Facebook, radio o televisión. Y como no: a compartirlo. 

Muchas veces me viene a la cabeza un momento de la serie Anatomía de Grey en el que una de las cirujanas experimenta un subidón de adrenalina tremendo cada vez que tiene un caso de esos más que grave que llega a las urgencias sin previo aviso. Pues lo mismo nos ocurre a los periodistas cuando tenemos algo "gordo" entre las manos. La sed de información, de saber, de aglutinar datos y darles forma lo más rápido posible es algo natural, e incluso, bueno para la profesión. Esa ilusión, esa ganas, esa vocación. Pero el problema viene cuando la "fiebre del periodista", que digo yo, sobrepasa la fina línea de la ética y la deontología profesional. Y eso, de verdad, no es tan difícil. 

Entrar en el bucle de los datos disparados, las suposiciones, el "se ha dicho", puede hacer mucho daño a las personas que se ven inmersas en una catástrofe como el accidente de tren de Santiago. Por eso, la FAPE ha hecho un llamamiento apelando a la seriedad de los medios de comunicación que, en algunos casos, desde ayer han publicado en sus portadas o emitido en sus informativos imágenes de cadáveres sin tapar, o incluso han presionado a las familias de los fallecidos para conseguir los primeros el dato más siniestro.

"La presidenta de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE), Elsa González, aseguró este jueves, ante la crudeza de algunas imágenes difundidas por medios de comunicación relacionadas con el accidente ferroviario ocurrido en Galicia, que el periodista debe añadir siempre un plus de responsabilidad a la información que transmite y no vulnerar en ningún caso la ética. En declaraciones a Servimedia, González señaló que algunas imágenes relacionadas con el siniestro en las que aparecen los cadáveres de algunas de las víctimas vulneran claramente la deontología periodística y, de hecho, la FAPE está recibiendo numerosas quejas por ello. 

La presidenta de esta organización destacó la necesidad de que se actúe siempre bajo los principios de ética periodística y respeto absoluto a las víctimas del accidente y subrayó que el periodista no debe limitarse a informar de lo ocurrido, sino que ha de añadir siempre a su trabajo un plus de responsabilidad que le impida vulnerar la deontología profesional. "Nuestra primera obligación es no dañar y después ayudar", recalcó.

Por tanto, insistió en hacer un llamamiento a la vigilancia de editores y periodistas en este asunto y mostró su pesar por la muerte en el siniestro ferroviario del periodista Enrique Beotas." (Fuente: Diario Siglo XXI)


Y es que ya lo decía Gabriel García Márquez, cuando aseguraba que "la ética debe acompañar siempre al periodismo, como el zumbido al moscardón".

lunes, 1 de julio de 2013

1 de julio, ¿Día del becario?


Foto: puntoencuentrocomplutense.es
Cuántos unos de julio de nervios, de no saber muy bien a lo que vas, ni lo que esperas. De  desconocer por completo qué compañeros tendrás, qué podrás hacer, y lo más importante: cómo será tu jefe. ¿O jefa?

El 1 de julio debería ser nombrado oficialmente como el “Día del Becario”. Ese día en el que cientos de recién licenciados, estudiantes de último curso y, ahora por desgracia, requetelicenciados -e incluso doctores- cruzan los dedos esperando que las prácticas que empiezan puedan ser un trampolín hacia el empleo soñado. Y en el caso de los periodistas: de trabajar en el medio soñado. Pero nada más lejos de la realidad. 

Por experiencia propia como becaria eterna hasta hace escasos dos años, las prácticas de los periodistas han pasado a ser un trabajo con todas las de ley encubierto. Si, sí. Con su jornada de ocho horas con una hora -o dos, en el peor de los casos- para comer, pringando fines de semana, y redactando o cubriendo ruedas de prensa como el que más. Trabajando hasta las tantas de la noche sin plus de nocturnidad, y si me apuras sin cotizar a la Seguridad Social

Currándote reportajes que quedan mejor con la firma de tu jefe, y proponiendo temas  para cubrir a los que, si hay canapés de por medio, no te preocupes que ya irá otro. Y todo por un módico precio: 0 euros, o en el mejor de los casos lo que cuesta el abono transportes. 

Pero aun así quedarse sin vacaciones al becario le da lo mismo. Está hecho de otro pasta. Porque es tal la ilusión de ver la firma de uno en una reseña minúscula a pie de página, que es suficiente para seguir luchando por el sueño de poder ejercer la profesión por la que se han sacrificado los últimos cuatro años de tu vida. 

Una vida, la del becario, que ha inspirado innumerables series y películas, eso sí, a costa de las penurias ajenas. Y en este punto tengo que hacerme eco de un artículo que he leído esta mañana del Huffington Post que recluta “Las 15 frases que más odian escuchar los becarios”, ¡y qué razón lleva! 

Así que después de todo esto, mi consejo a todos los periodistas becados, pese a ser aún joven y muy inexperta, es que jamás se dejen pisotear, que dignifiquen la profesión porque sí, ya es suya, y, sobre todo, que disfruten de cada cosa que hagan. Que veranos hay muchos, pero oportunidades muy pocas. Porque ser periodista no es tener sólo un título en la mesa. Ser periodista es una forma de vida que exige 24 horas al día. Así que, a partir de hoy, a disfrutarlo.